Viajar en tiempos del COVID-19

por | Mar 20, 2020 | safari | 0 Comentarios

Viajar ha sido la base de mi vida, de mi disfrute, el motor que ha insuflado el aire más dulce en mis pulmones.

En estos días en los que estamos confinados en nuestras casas viviendo una realidad que a muchos nos cuesta asimilar, una pandemia con consecuencias extraordinariamente duras, con una pérdida de un gran número de vidas y un destrozo económico que se prevé devastador, he decidido irme de viaje.

Lo hago sin salir de mi casa en Madrid. Me he ayudado buscando en el baúl de mis recuerdos.

De repente he vuelto a montarme en el 4×4 que me llevaría desde Brazzaville al Parque Nacional Odzala-Kokoua junto a los que serían mis compañeros de aventura y vida durante el tiempo que estuve trabajando como Camp Manager en este pedacito de paraíso terrenal que tuve la fortuna de llamar “casa”.

He sentido de nuevo la emoción del viaje a lo desconocido, los nervios en el estómago de lo que sabía sería una experiencia vital inolvidable. Cada paso, cada momento se trataba de nuevo descubrimiento. Vivir en plena naturaleza en un lugar tan remoto e inhóspito pone constantemente a prueba tus límites y aunque tendemos a idealizar los recuerdos, no olvido que también fue duro, mucho. Y con todo, sencillamente maravilloso.

He recuperado algunos recuerdos a través de los emails que por aquel entonces escribí. Este es, parcialmente el primero después de estar ya instalada en Odzala:

13 Junio 2013

Hoy hace aproximadamente un mes y medio que llegue a la República del Congo. Hoy tengo un rato de tranquilidad e inspiración al final del día, antes de ir a cenar. No porque haya estado trabajando sin parar desde que he llegado, que también, sino más bien porque todos mis compañeros expatriados están en el otro campamento trabajando y yo me he quedado en el mío con mi equipo, así que no tengo que sociabilizar y dispongo de algo de tiempo para mí.

He de decir que estoy disfrutando de este tiempo “sola”.

La adaptación ha sido difícil…y ciertamente no se si puedo hablar del término adaptación en pasado…ya que creo que aún estoy en ello, claro está, con mucho ganado ya…gran parte del camino para poder llamar a este rincón del mundo mi nueva casa.

Para poneros en situación de donde vivo debo explicar que, desde Brazzaville, la capital del país, hay que recorrer unas 10 horas hasta Etoumbi, una población dirección norte hasta la que se llega por una decente carretera asfaltada y tras esta comienza una pista de tierra. Poco después hay que cruzar un río con un “ferry” que consiste en una plataforma de hierro con un sistema de poleas y cuerdas que mueven de forma manual unos operarios (por darle un término técnico). ¡Comienza la diversión!

Como en esta zona básicamente llueve durante todo el año, las pistas están hechas polvo y si no vas con un 4×4 no haces ni 200mtrs. Aun así, con un vehículo 4×4 has de estar preparado a quedarte estancado a la primera de cambio, bajarte del coche, rezar porque el conductor tenga paciencia y muuucha maña y disponerte a empujar para ayudar. Os podéis hacer una idea como acabas de barro, al final del recorrido.

La siguiente población a la que se llega, tras 1 hora aprox se llama Mbomo. Este es la última aldea antes de entrar al Parque Nacional de Odzala-Kokoua. ¡Mi jardín!

Después de entrar en el parque, tras conducir una hora y media a través de selva y sabana…voila! Llegas al campamento llamado Lango. Recibe el nombre por el bai de Lango que aquí se encuentra (bai=salinas). Al haber en ciertas zonas una alta concentración de sales minerales, se crean estos claros en medio del espeso bosque lluvioso, y es aquí donde muchos animales vienen a alimentarse precisamente porque estas sales minerales son buenas para su organismo. Así que suelen ser buenos lugares para venir a ver fauna. (Lamentablemente también ha sido un lugar fácil para que los cazadores furtivos hagan de la suya, mucho más fácil que adentrarse a cazar en el bosque…muchos animales, como los elefantes de selva, con el paso del tiempo han aprendido la peligrosidad de salir a estas zonas durante el día y actualmente solo se aventuran a los bais por la noche, aprovechando la oscuridad.)


Bien, pues el campamento está construido en uno de los límites de esta salina, así que la vista es preciosa…y al fondo tienes la selva espesa que enmarca todo este claro.

Despertar por la mañana, hacerte un café (nescafé soluble…nada glamuroso) y sentarte a contemplar esta vista es una delicia y un privilegio.

Como aún no estamos abiertos, vivimos en las habitaciones que los clientes utilizaran más adelante, y tenemos todo el campamento para nuestro disfrute. Un lujo.

He aprendido que este alojamiento más el otro campamento, un centro cívico, una escuela para pequeñines que se acaba de inaugurar, así como el proyecto de habituación de gorilas de llanura que se está llevando aquí forman parte de una misma sociedad CCC (Congo Conservation Company).

La empresa para la que trabajo básicamente se dedica a dirigir estos alojamientos, pero no son los dueños.

A parte de mis compañeros hay unos chicos belgas que están construyendo en Mbomo (la última población antes de entrar en el parque) un centro cívico y una escuela (que ya está en marcha y que tiene profesores locales y expatriados voluntarios). También están los cuarteles generales de African Parks que es la organización que gestiona y protege el parque nacional y que está dirigida por Leon, un sudafricano y su mujer, Christelle. Me fascina esta organización, la cual recurre a métodos que me parecen muy inteligentes para proteger y conservar. Reclutan a personas locales para convertirlos en rangers, a los que formarán con una base muy parecida a la militar, para defender la vida salvaje que habita el parque de los cazadores furtivos. Es, por tanto, una salida profesional para muchas personas que, en esta zona del país, no tiene ninguna alternativa de actividad económica. Seleccionan a su personal con un sistema de puntos. A los cazadores furtivos que se presentan para el trabajo y entregan sus armas de caza les dan puntos extras para ser seleccionados, y es que nadie mejor que un cazador furtivo conoce estos entornos, por lo que se enriquecen de sus conocimientos, al mismo tiempo que les ofrecen una alternativa de vida: En lugar de tener que recurrir a la caza furtiva para poder conseguir algo de dinero, obtienes un salario por proteger el parque nacional. Esta técnica tiene mucho éxito en la población local, yo pienso que es un acierto con mayúsculas.

Luego, en Ngaga, que es como se llama el otro campamento, viven Magdalena Bermejo (primatóloga) y German, su marido. Ambos llevan media vida viviendo en África trabajando con primates. En Congo están llevando a cabo el estudio y la habituación de varias familias de gorilas que nuestros clientes van a poder visitar.

Pensar en el hecho de dormir en medio de la selva me hace reír a veces. ¿Sabéis esas grabaciones que sonidos de la naturaleza que se utilizan para relajarse y ayudar al sueño? Pues esa es la banda sonora que tenemos cada noche…insectos, ranas, animales varios que yo no identifico haciendo sus ruiditos nocturnos, ¡y permitidme deciros que me están causando insomnio en más de una ocasión! Que ironía, ¿no?

Eso sin citar a la rata que me visita cada noche y que roen to-do. Comida, ropa, ramitas, mis mochilas y la funda de mi portátil. Cri-cri-cri….todo el rato…y yo en la cama intentando descifrar donde cojones esta la puñetera.

De repente un elefante “enfadao” vete tú a saber por qué, que barrita como un-a energúmeno-a…o las hienas con sus risas…y yo con los ojos de par en par J

Hace poco nos ha venido a ver el jefazo desde Sudáfrica…el que me contrató. 3 días ha estado aquí… 3 días de team building al más puro estilo americano…Digamos que ha sido interesante.

(…) es verdad que esta empresa tiene una orientación muy positiva tanto hacia la conservación como hacia las comunidades locales…pero no me suele agradar el autobombo. ¿Nos conseguirá formar parte de ello una parcelita en el cielo?

Yo estoy viendo que a la mía me va a venir a acompañar mi nueva compi de habitación, la rata y su cri-cri-cri.

Besos mil y mucho amor. La cena ya está preparada J


En otro de ellos hablaba de la conmoción que vivimos cuando nuestro General Manager desapareció durante 3 días en pleno bosque lluvioso:

14 Noviembre 2013

Os cuento que las cosas por aquí se han puesto un poco oscuras.

Desde hace 48 horas mi jefe se encuentra desaparecido en el bosque.

Salió antes de ayer, solo (maaaal), en búsqueda de unas cataratas a las que nadie del equipo había ido antes y ya no regresó. (queríamos explorar la posibilidad de que fuese una nueva actividad para ofrecer a nuestros clientes)

Nadie sabe dónde está, hemos desplegado varios equipos en su búsqueda, pero por el momento no ha habido suerte.

No os podéis imaginar el jaleo que tenemos aquí.

Hoy además recibimos a clientes y tenemos que evitar que esto tenga un impacto en ellos (¡o que se enteren!)

Esto es surrealista, en serio.

En fin, ya os iré contando como van las cosas…pero cada hora ya cuenta en negativo aquí…

Un besito,
Lau

P.d. Para vuestra tranquilidad, al tercer día encontró el camino de regreso por sí mismo, casi cuando ya dábamos por imposible encontrarle con vida.

Durante un tiempo tendremos que conformarnos con soñar desde nuestros hogares, leyendo, recuperando fotos y rememorando lugares y compañeros de viaje que forman ya parte de nuestro pasado y nuestras vidas, con la esperanza de que pronto podamos volver a recuperarlas, cambiados, sin dudas, pero con ganas acumuladas para seguir descubriendo el mundo y disfrutar de la vida en otros lugares.

Hasta entonces, mucha fuerza!

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